Alimentación antiinflamatoria

Nutrición y hábitos

2 min read

alimentación antiinflamatoria
alimentación antiinflamatoria

La inflamación crónica

La inflamación crónica es la base de todas las enfermedades. Sucede cuando nuestro sistema inmunitario responde ante la presencia de agentes estresores. Si la alteración permanece en el tiempo, empiezan las disfunciones que acabarán propiciando enfermedades como el cáncer, la artritis reumatoide o el alzheimer...

Son muchas las fuentes estresoras, aunque en esta ocasión trataremos las relacionadas con nuestros hábitos alimenticios

La inflamación en nuestro sistema digestivo es de gran importancia porque, como sucede en la mayoría de las inflamaciones crónicas, es silenciosa. No duele. Por lo que a menudo no somos conscientes de que la padecemos hasta que nos realizamos un estudio específico o cuando el problema se hace evidente al relacionarse con otras complicaciones. 

La inflamación del intestino se genera normalmente por alteraciones en la microbiota y no solo impide la correcta asimilación de los nutrientes, sino que también disminuye su función de barrera evitando la entrada de toxinas y sustancias perjudiciales a nuestro torrente sanguíneo.

El intestino es el centro de nuestro sistema inmunológico y donde se produce el 80% de nuestra serotonina, la hormona de la felicidad. Y es que nuestro sistema digestivo está conectado directamente con el cerebro mediante el nervio vago, por lo que es vital velar por su salud y equilibrio.

Podemos mantener la salud de nuestro intestino mediante una alimentación reguladora. Detectar los alimentos pro-inflamatorios y sustituirlos por opciones más saludables.

Una alimentación reguladora o dieta antiinflamatoria:

  1. Debe incluir fibra, que servirá de alimento para nuestras bacterias intestinales.

  2. Antiinflamatoria: contar con alimentos frescos, saludables, que no inflamen y que además nos aporten antioxidantes.

  3. Equilibrada: para evitar carencias nutricionales y déficits en nuestra producción de energía.

  4. Debe evitar los picos de azúcar: mantener los niveles de glucemia estables evitando los azúcares o harinas refinadas.

  5. Mantener un equilibrio lipídico: los omega 3 y 6 son grasas esenciales. No las producimos de forma endógena, por lo que los debemos integrar en nuestra alimentación. La cuestión es que el omega 6 es inflamatorio (aceites vegetales) y el omega 3 es antiinflamatorio (aceite de oliva virgen, pescado azul..) por ello es importante consumirlos en las mismas proporciones, para que haya un equilibrio.

  6. Realizar ayunos o dietas depurativas que nos ayuden a detoxificar el organismo. 

Reducir los alimentos inflamatorios: 

  • Azúcar

  • Harinas refinadas y el gluten (principalmente de trigo)

  • Aceites vegetales (girasol, maíz, palma...)

  • Aditivos sintéticos y otros productos químicos

Siempre que se pueda, tratar de consumir productos frescos...

Incorporar alimentos con propiedades antiinflamatorias

  • Frutos rojos

  • verduras 

  • cúrcuma y jengibre

  • frutos secos y semillas (chía, lino...)

Y finalmente, realizar una o dos veces por semana mínimo, ayuno intermitente 16/8. Donde le damos un descanso a nuestro sistema digestivo, favorecemos el buen funcionamiento de nuestro metabolismo y por ende, reducimos su inflamación...