Oxidación y Radicales libres
¿Cómo afectan a nuestro cuerpo?
La oxidación
Es el proceso natural que ocurre cuando una célula entra en contacto con el O2 (oxígeno). Muy fácil de observar por ejemplo cuando cortamos una manzana: la superficie de ésta reacciona al entrar en contacto con el oxígeno del aire que acaba provocando la muerte de las células de sus tejidos.
Ocurre exactamente lo mismo en el cuerpo humano, tanto interna como externamente, pero a diferencia de lo que sucede con la manzana, nuestro cuerpo es extraordinariamente veloz creando nuevas células que sustituirán las que se hayan visto comprometidas.
Es tan sumamente efectivo en su labor de regeneración, que en un estudio realizado el año 2007, Buxton y Turney calcularon que durante el tiempo que tardas en leer esta frase, en tu cuerpo habrán muerto aproximadamente 50 millones de células y éstas habrán sido sustituidas por otras nuevas. ¡increíble!
Los radicales libres
Los radicales son moléculas inestables que resultan del proceso de oxidación. Inestables, porque les falta un electrón y no descansarán hasta volver a quedar completas, quitándole un electrón a otra molécula.
El problema está en que al tomar prestado ese electrón, deja inestable a la molécula víctima del robo. Por lo que la convierte en otro radical libre, iniciándose así un efecto en cadena que puede acabar provocando serios daños en el ADN de la célula.
Si esta célula dañada se reproduce, al replicar su ADN, creará nuevas células mutadas, copias imperfectas, que pueden incidir en un envejecimiento prematuro o incluso llegar a provocar enfermedades degenerativas crónicas.
No podemos evitar la oxidación
Nosotros mismos fabricamos radicales libres en procesos fisiológicos naturales: al respirar, hacer la digestión o durante la práctica de ejercicio físico.
El cuerpo está preparado para ello y cuenta con mecanismos para combatirlos: enzimas y antioxidantes propios como el glutatión, además de aunar fuerzas con otros de origen externo que obtenemos a través de la alimentación (como las vitaminas E, C, el betacaroteno o el selenio) y que equilibran los radicales libres al cederles un electrón, es decir: oxidándose ellos mismos.
El cuerpo humano tiene sus mecanismos de protección, pero desgraciadamente, nuestro estilo de vida actual lo deja indefenso ante una exposición tan masiva de toxinas externas: radicales que se forman a causa del estrés, la sobreexposición al sol, la contaminación ambiental, una mala alimentación, alcohol, tabaco... Nuestro sistema defensivo también va evolucionando para adaptarse a esta nueva situación, pero ¿estará capacitado para gestionar tal cantidad?
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