Todo lo que necesitas saber sobre la vitamina D
Vitamina D
La vitamina D, aunque en realidad no es una vitamina sino una hormona hidrosoluble, es un nutriente esencial para nuestro organismo. Fundamental para la absorción del calcio y el fósforo, imprescindibles para nuestra salud ósea, también es muy importante su papel en nuestro sistema inmunológico y cerebro, ya que se ha comprobado que protege las neuronas y reduce la inflamación.
Fuentes de vitamina D
La principal fuente de vitamina D es la exposición a la luz solar. Cuando la piel se expone a la luz solar ultravioleta B (UVB) produce vitamina D. Por otro lado, también la obtenemos a través de la alimentación: algunos alimentos ricos en vitamina D son el pescado azul (salmón, atún, caballa), la yema de huevo, el hígado de res, los champiñones o los productos lácteos fortificados.
Propiedades y beneficios para nuestra salud
La vitamina D participa en numerosos procesos y tiene muchas funciones en nuestro cuerpo:
Ayuda a fortalecer los huesos y prevenir enfermedades como la osteoporosis.
Contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunológico, ayudando a prevenir enfermedades infecciosas.
Promueve la salud cardiovascular al regular la presión arterial y reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
Participa en la regulación de los niveles de insulina, lo que puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2.
Contribuye a mantener una buena salud mental, ya que se ha relacionado con la prevención de trastornos como la depresión.
Deficiencia de vitamina D
En la actualidad, debido a nuestros estilos de vida, las pocas horas que pasamos en el exterior o el uso de protectores solares, es muy común tener bajos niveles o deficiencia de esta vitamina.
Para identificar si tenemos déficit de vitamina D, es necesario realizar un análisis de sangre, aunque los síntomas más comunes que produce su carencia son fatiga, debilidad muscular, dolor en los huesos, depresión y mayor propensión a sufrir fracturas.
Riesgos para la salud asociados al déficit y suplementación
La deficiencia crónica de vitamina D puede aumentar el riesgo de varias enfermedades, incluyendo osteoporosis, raquitismo en niños, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y trastornos autoinmunes.
Por ello, en casos de deficiencia, puede ser necesaria la suplementación.
La OMS y otras organizaciones de salud pública recomiendan entre 400 a 800 UI (unidades internacionales) diarias en adultos, pero al final, las dosis variarán según la edad, salud y necesidades específicas de cada persona. Por eso se recomienda la suplementación bajo supervisión médica siempre, porque aunque la vitamina D es esencial para la salud, su exceso también puede tener efectos adversos.
En conclusión, dado su papel integral en la salud, es importante asegurarnos suficiente vitamina D tanto a través de la exposición solar segura como de una dieta equilibrada y, en casos de deficiencia, la suplementación bajo la supervisión de un profesional nos permitirá restaurar los niveles adecuados para contar con todos sus beneficios en la salud, en todos sus niveles.